Jugando solo

Probablemente, mi hermano Luis ha sido, es y será una de las mejores cosas que me han pasado en mi vida. Su presencia a mi lado desde siempre, su figura, su apoyo, su forma de ser, han sido mi modelo estos 24 años y han supuesto, sin lugar a dudas, un importantísimo fundamento sobre el que construir mi persona. Sacándonos tan sólo 22 meses (él es mayor), Luis siempre ha sido mi mejor amigo, mi compañero de juegos y correrías, mi confidente, mi mejor consejero, mi asesor, mi mayor defensor… Creo que sería imposible haber tenido y tener mejor hermano mayor que él.

 

Durante toda mi vida, el hecho de tener a mi hermano a mi lado, ha posibilitado que yo nunca tuviera que jugar solo. Siempre le tenía a él para que el juego fuese en pareja, sin duda mucho más entretenido y enriquecedor, y los dos aportábamos nuestro granito de arena e íbamos introduciendo mejoras y evoluciones hasta que ya no se podía perfeccionar más. Y entonces, cambiábamos de juego. Recuerdo, incluso, que en los juegos del viejo y querido Spectrum, Luis y yo siempre jugábamos en pareja, si era posible, y si no te daban esa opción nos turnábamos. Y cuando hacíamos un buen récord, a la hora de poner el nombre, escribíamos "Lusan" (Luis y Santi). Curiosos recuerdos de una vida…

 

El tiempo ha pasado y, poco a poco, mi hermano y yo nos hemos convertido (o estamos en ello) en hombres responsables y trabajadores, como diría una madre o una abuela, en hombres de provecho. Seguimos viviendo ambos en casa de nuestros padres pero, como es normal, los horarios de cada uno y las exigencias del trabajo hacen que nos veamos menos de lo que desearíamos. Además, el tiempo de ocio también lo tenemos que compartir con nuestras respectivas novias. En el caso de Luis, Vero vive en Leganés y tienen la suerte de poder verse todos los días. Yo no tengo tanta fortuna. Ana vive en Madrid y además estudia Veterinaria, lo que hace que su tiempo libre sea muy escaso y que nos veamos bastante menos de lo que nos gustaría.

 

Por otro lado, tengo la suerte de tener un grupo de amigos modelo. Vamos, que casi hemos sido unos adelantados a nuestro tiempo porque, desde muy jovencitos, hemos compaginado estudios con trabajo y, en la actualidad, todos sin excepción estamos bien colocados en el mundo laboral. Esto, sin duda, es bueno, pero también hace que cada vez sea más complicado vernos. Incluso nuestras sagradas comidas semanales (que llevamos celebrando desde que acabó COU) se han visto en peligro por esta circunstancia.

 

Todo estos acontecimientos me han empujado a aprender a hacer algo que nunca antes había hecho: jugar solo. Hace tiempo ya que comencé a convertirme en un hombre solitario, acostumbrado a la fuerza a tener que encontrar en la soledad de mi casa modos de pasar mi tiempo de ocio yo solo. No ha sido fácil. Creo que desde pequeño siempre he odiado la soledad, pero la vida hace que uno se acostumbre a cosas que nunca pensó que superaría por sí solo.

 

Hoy es sábado y es uno de mis dos días libres de la semana. Son las 13.53 y me he levantado, más o menos, a las 12.30. Pues bien, mi día hasta aproximadamente las 21.00 que quede con Ana, vuelve a plantearse en la más absoluta soledad. Ana tiene que estudiar todo el día; mi hermano se ha ido con Vero a dar un paseo y luego se irá con ella al cine; Nacho tenía que trabajar por la mañana y luego tenía comida familiar en casa; Carmen tiene que estudiar para seguir preparando el MIR; Javi y Carla están en Murcia pasando el puente… Y así podría seguir. Lo que vuelve a conducirme a lo mismo… Jugando solo.

 

Hace ya tiempo que las series americanas, el ordenador, internet, la psp, la playstation, la bicicleta y el Digital Plus han pasado a convertirse en mis nuevos compañeros. Cosas de la vida, supongo, aunque creo que todo tiene que ver con ser más completo, más maduro, fases que cumplimos en el proceso de formación de una persona. Es la vida y sus cosas…

 

Espero que estéis disfrutando del largo puente. Yo sigo esperando a la nieve y a la Navidad.

 

Besos y abrazos,

Santi