9. Viaje a Vietnam y Camboya. Hoi An: Un Oasis en el centro de Vietnam

Aunque dice el refrán que «el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra», también es verdad que se aprende de la experiencia, así que ya sabiendo con lo que nos íbamos a encontrar, nuestra segunda noche en el Tren Cama fue mucho mejor que la primera.

Lo que no varió respecto a la ida fue el retraso. No es sólo que no mejorase, sino que además fue a peor, lo que nos puso en una situación muy complicada de cara a nuestro vuelo a Hoi An de esa mañana. El tren partió de la estación de Lao Cai a las 20.20 de la tarde con llegadaprevista a Hanoi a las 04.10. El plan era que un chófer del hotel nos recogiera en la estación, nos llevara al hotel donde podríamos desayunar y ducharnos, recogeríamos las maletas y nos llevarían al aeropuerto para coger el avión a Hoi An.

La cosa empezó a ser verdaderamente preocupante cuando dieron las 6.30 de la mañana y no tenía ninguna pinta de que estuviésemos cerca de llegar a Hanoi. Salí al pasillo y pregunté a un chico uniformado que encontré. Muy sonriente y sin ningún gesto de contrariedad me dijo quefaltaba más o menos una hora para llegar… Chocado

Con todas las alarmas encendidas, llamé a la recepción de nuestro hotel en Hanoi y le expliqué la situación. Le dije que el tren llegaba tardísimo y que el coche tendría que recogernos en la estación con nuestras maletas ya cargadas y llevarnos directamente al aeropuerto.

Un poco nerviosos, llegamos finalmente a las 07.20 a la estación (con más de 3 horas de retraso!). El chófer estaba allí con nuestras maletasy además, nos traía en una bolsa el desayuno. Todo un detalle de un hotel que, como imaginaréis, recomendamos encarecidamente por cómo nos trataron (además de por precio, ubicación y todo lo demás).

Pasado el estrés, todo fue fenomenal. La llegada al aeropuerto, la facturación, el embarque y el vuelo fueron de maravilla y cuando quisimos darnos cuenta estábamos aterrizando en el aeropuerto de Da Nang tras poco más de una hora de trayecto.

En la terminal, buscamos un taxi para llegar hasta Hoi An. Cuando estábamos a punto de cogerlo, un hombre se acercó a nosotros y nos dijo si queríamos compartir taxi y gastos. Nos pareció una opción estupenda.

Resultó ser un americano que estaba en Vietnam de viaje de negocios y había aprovechado para hacer un poco de turismo. Gracias a su intervención, un trayecto que suele costar unos 500.000 VND nos salió por la mitad.

Después del periplo por Sapa y Halong Bay y de haber cogido un hotel de perfil más bajo en Hanoi, habíamos decidido que en Hoi An iríamos a un sitio mejor aunque págasemos un poquito más. Fue un acierto total…

El Hoi An Chic, situado justamente a medio camino entre el pueblo y la playa de Cua Dai, es un hotel boutique. Construido entre campos de arroz, las habitaciones son bungalows a los que se llega a través de estanques de lotos y pequeños jardines, muy parecido a lo que puedes encontrar en cualquier resort de lujo.

Lo fantástico es que lo que no es de lujo es el precio. Ana y yo pagamos menos de 70 euros por noche con desayuno buffet incluido.

Y aunque ya antes de llegar pensamos que era una buena inversión, nuestras sospechas se confirmaron cuando vimos que todo era mejor incluso de cómo lo imaginábamos.

Tras instalarnos, decidimos que lo primero que haríamos sería darnos un bañito en la pisci y luego comer. Después de casi una semana en Vietnam, le dije a Ana que ese día me apetecía mucho cambiar los noodles y los rollitos por algo de comida occidental. En todos los restaurantes suele haber esta opción y también la había en el del hotel. Así que Ana tomó una hamburguesa y yo me comí una pechuga de pollo parmesano con patatas fritas con estas vistas…

Después de comer y echarnos una pequeña siesta, cogimos el transporte gratuito que el hotel ofrece para ir a Hoi An. Se trataba, nada más y nada menos, de un Jeep americano de la época de la Guerra de Vietnam. Así que montados en un trozo de historia, recorrimos los dos kilómetros que separan el hotel del pueblo.

El conductor nos llevó justo hasta la zona donde dejan circular los coches, pues en Hoi An está prohibido el tráfico de coches y motos por el centro histórico lo que es una auténtica bendición.

No quiero destriparos mucho de Hoi An. Sólo diré que es una verdadera joya. Sólo el hecho de poder pasear entre las tiendas y las casas antiguas sin tener que ir pendiente de que te atropelle una moto, es una maravilla.

A medida que anochece, Hoi An va cobrando vida en forma de los farolillos de colores situados por todo el centro histórico. El efecto es especialmente bonito en el río, desde donde hay una perspectiva preciosa y desde donde se puede disfrutar también del antiguo puente que da fama a Hoi An.

Ese día nos conformamos con pasear y no visitamos ninguno de los monumentos de la ciudad, aunque sí que cogimos la entrada que te daacceso a cinco de las atracciones por unos 6 dólares.

Justo antes de cenar, paramos en un precioso puesto de pinturas. En casa tenemos un recuerdo en la pared de todos los sitios del mundodónde hemos estado y de Vietnam, nos enamoramos de las pinturas que vimos expuestas. Después de mucho comparar y de regatear un buen rato, terminamos comprando las tres que más nos gustaron. Un recuerdo genial que hoy cada vez que vemos en casa nos transporta de vuelta a Vietnam.

Siguiendo con la tónica de la comida, el antojo de aquella noche era… comernos una Pizza! Y en Hoi An hay un sitio italiano estupendollamado Good Morning Vietnam, regentado por un italiano y donde se puede comer auténtica comida transalpina a un precio muy razonable. Nosotros pagamos 18 euros por dos pizzas, la bebida y los postres.

Por cierto, para seguir con las cosas buenas, hay que decir que la temperatura en Hoi An es muy agradable. No llega al fresquito de Sapa pero desde luego tampoco al calor tremendo de Hanoi, así que otro punto a favor de Hoi An Aplauso

Tras dar otro paseo para bajar la cena por las apacibles calles de Hoi An, cogimos un taxi (a esa hora ya no había shuttle de vuelta) y llegamos al hotel. Al día siguiente, nos esperaba la playa y otro día de descanso y asueto en la preciosa Hoi An.

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