7. Viaje a Vietnam y Camboya. Sapa: Primer día de trekking en la tierra de las tribus

La travesía en tren nocturno a Sapa confirmó nuestros peores presagios: dormimos fatal.

Lo que en un principio pareció algo relativamente cómodo y un espacio bien acondicionado se convirtió en una especie de tortura cuando la locomotora se puso en marcha. Y es que, como ya nos habían advertido en distintos blogs, el tren es una auténtica coctelera. Además, a medida que avanzaba la noche (y sobre todo si duermes en las literas de arriba), va haciendo frío y puedes cogerte un buen catarro con el aire acondicionado. Lo malo es que es difícil adecuarte, porque si te tapas mucho, sudas como un pollo…

El caso es que lo de dormir se convirtió en algo bastante complicado, aunque imagino que al final, de las múltiples horas que pasamos en el tren, alguna dormiríamos…

Lo otro que pasó es que el tren tardó exactamente lo que quiso. Pese a que salió extremadamente puntual (las 21.50 como estaba previsto), no llegó a la hora estipulada (06.15). Es que ni se le acercó, pues llegó a las 08.30, más de dos horas tarde, sin que allí nadie considerase que aquel retraso fuera una cosa rara ni algo de lo que informar. This is Asia…

Y esperad porque todavía queda más… Muy feliz Cuando entramos por fin en Lao Cai, el cielo, que había estado nublado hasta el momento pero sin precipitaciones, se abrió y, como dirían Asterix y Obelix, comenzó a caer sobre nuestras cabezas.

El diluvio fue verdaderamente universal. En pocos minutos, los que tardó el tren en alcanzar la estación, todas las calles aledañas se inundaron por completo. Todo el mundo esperó un poco a que aquello amainara pero, al no hacerlo, empezamos a salir del tren buscando la pequeña edificación de la estación. Pese a ir pertrechados con chubasqueros y pequeños paraguas, el viento y la fortísima lluvia hizo que en pocos segundos nos calásemos por completo.

Así que sí, digamos que el inicio de nuestra aventura por Sapa no fue el mejor… Aún así, recuerdo que una vez que localizamos a nuestro conductor y nos metimos en la furgoneta que nos llevaría a Sapa, nos quedamos mirando y nos empezamos a partir de risa… Ni las pocas horas de sueño, ni el meneíto del tren, ni la mojadura iban a poder con nosotros… Es lo que tiene la aventura!! Guiño

El trayecto de Lao Cai a Sapa lleva algo más de media hora. Desde la furgoneta y entre nubes empezamos a ver las primeras terrazas de arroz sobre las laderas de las montañas más altas de Vietnam (no son muy grandes, pero es que el país es prácticamente plano).

Al llegar, aunque nuestro guía de la excursión quería llevarnos a desayunar, todos le pedimos ducharnos antes para entrar en calor ycambiarnos las ropas mojadas por otras secas. No puso problema y eso fue lo que hicimos.

Así que ya duchados, secos y con el estómago lleno, empezamos a ver las cosas con otra perspectiva. Además, casi había parado de llover aunque el cielo estaba completamente cubierto.

Debido al retraso del tren y al tiempo que perdimos por la tormenta y la ducha imprevista, el guía decidió cambiar el trekking. Haríamos lo previsto para el primer día el segundo y viceversa.

La caminata empezó en la puerta del hotel. El pueblo de Sapa nos pareció a un pueblo de montaña español, una especie de Guadarrama vietnamita. Tiene un lago grande alrededor del cual se puede dar un buen paseo, muchos restaurantes y hoteles, una plaza central enorme ybonitas vistas a la montaña.

Por cierto, desde el minuto 1 de la excursión (como ya nos habían advertido otros Viajeros) estuvimos acompañados por las mujeres de la Tribu Black Hmong.

Ese primer día, fueron con nosotros durante la primera media hora hasta que dejamos el pueblo. Por un lado, es un poco rollo que vayan contigo, pero por otro, como fuimos comprobando durante los dos días, ellas son, junto a los paisajes, la auténtica esencia de la visita a Sapa. Quieren venderte su mercancía, sí, pero también te cuentan su vida, sus costumbres y su forma de entender las cosas lo que nos resultóverdaderamente interesante. Ya os iré contando más cosas de ellas. De momento, ese primer día las cogimos dos pulseras de tela cada uno. Pulseras que aún llevo hoy en la muñeca y que me traen recuerdos muy bonitos de nuestro viaje.

Tras dejar atrás la plaza, entramos en el mercado. La verdad es que es bastante chocante. Tienen todo dispuesto allí, sin mucha higiene, y hay algunas cosas que impresionan un poco. Os dejo que descubráis vosotros solos cuáles…

Justo cuando dejábamos el pueblo, se puso a llover fuerte. Así que nos pusimos los chubasqueros (el que no tenía lo compró en una de las tiendas por un dólar) y seguimos la marcha.

Por cierto, no lo he comentado aún, pero la temperatura en Sapa es MARAVILLOSA comparada con el horno de Hanoi. Hace fresquito pero no frío y cuando no llueve, se puede ir perfectamente en pantalón corto y manga corta (como mucho con una chaqueta fina).

Por el camino también nos acompañaron durante un buen rato unos bueyes de agua. Llama la atención que los pastores eran niños muy pequeños…

En poco tiempo estábamos fuera de los pueblos y rodeados de campos y terrazas de arroz. Llovió un ratito pero paró y la marcha se hizo más agradable. Al rato de andar, llegamos a la cascada de Cat Cat:

Antes, habíamos visitado una casa de miembros de la Tribu Black Hmong en la villa de Cat Cat. Vimos cómo viven y también el trabajo que hacen con las telas que las tiñen del tradicional negro que da nombre a su tribu.

Después de la cascada, paramos a comer en una casa. Era una especie de chalet con un gran porche donde comimos. Estaba todo incluido menos las bebidas. Nos pusieron una sopa de noodles con pollo que estaba muy buena. Por las bebidas pagamos 1,5 euros por las dos.

Después del almuerzo, caminamos un poquito más por unas sendas bastante bonitas y luego nos recogió un jeep para llevarnos de vuelta al hotel.

Niños de los Black Hmong con su vestimenta y cesta tradicional

La verdad es que cuando volvíamos en el coche, Ana y yo comentamos que lo que habíamos visto nos había gustado, pero no nos había enamorado. Todo el mundo decía que Sapa era un lugar mágico y aquel primer día a nosotros no nos tocó el corazón… En cuanto a la dureza y la dificultad de la marcha, ese primer envite fue relajado y sin problemas.

Ya en el hotel (el Fansipan View), nos dimos una buena ducha que nos supo a gloria y nos echamos un rato a descansar. La cena estaba incluida en el hotel, pero antes, dimos una buena vuelta por el lago y el pueblo.

Además de los hoteles, los restaurantes y las tiendas, también hay muchos sitios donde darte un masaje. A nosotros nos apeteció pero no terminamos de decidirnos y no nos lo dimos. Sin duda, es una buena opción después de la caminata.

La cena incluida estaba fenomenal. Había varios menús para elegir y cuando nos sirvieron comprobamos que, como en Hanoi y Halong, lacantidad y la calidad eran más que buenas.

Y así, tras un día muy largo y una noche anterior bastante mala en el tren, nos sumergimos en la cama de nuestro hotel dispuestos a descansar y cargar pilas para nuestro segundo día de trekking para el que esperábamos grandes cosas.

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6. Vietnam y Camboya. Del barco de la Bahía de Halong al tren nocturno de Sapa

Como ya ocurriera la noche anterior en Hanoi, y a pesar de que cuando nos acostamos brillaban las estrellas en un cielo despejado, a eso de las 5.00, cayó una tremenda tormenta sobre la Bahía de Halong.

A las 6.00, cuando sonó el despertador, descorrimos las cortinas (no había persianas) y nos encontramos con un cielo azul y un sol espléndidoen lo alto. Vietnam y sus misterios… Muy feliz

La verdad es que levantarse, abrir la ventana del camarote y ver este panorama es algo que deja a uno boquiabierto…

El día empezó pronto pues había mucho que hacer antes de regresar al puerto.

El desayuno se sirvió en el comedor principal y consistió en huevos fritos, unos filetes finos de cerdo, tostadas y zumo. Rico y abundante.

Después de cargar pilas nos dirigimos a una aldea flotante a hacer kayak. La idea es muy buena pues con la canoa puedes ver muy de cercaalgunas de las islas. En cuanto a la aldea en sí, era muy pequeña y nos dio más la impresión de ser algo preparado para el turista.

Y como ya ocurriera el día anterior, lo peor del paseo en kayak fue la suciedad en el agua de la Bahía. Botellas, bolsas, latas… Una pena.

Al regresar al barco, Viet nos pidió que recogiéramos nuestro equipaje y dejáramos las habitaciones para que pudieran ir limpiándolas. Peroaún quedaba una actividad antes de volver al puerto: la clase de cocina vietnamita.

La lección consistió en la elaboración de rollitos nems. Viet dispuso todos los ingredientes sobre una mesa, nos explicó cómo hacer uno, y nos invitó a que probáramos a hacerlos nosotros.

La actividad fue básica pero curiosa y pasamos un buen rato elaborando unos rollitos que luego nos comeríamos un ratito después.

Y antes de tomar la comida y mientras el barco enfilaba ya de regreso al puerto, nos hicimos las últimas fotos en la cubierta superior ycambiamos los e-mails y nuestros facebooks con nuestros compañeros del crucero. Hoy, más de 3 meses después, aún mantenemos contacto con algunos de ellos y promesas de visitarnos en nuestras respectivas ciudades Amistad

Las vistas desde la terraza, espectaculares

Tras la comida, desembarcamos en Hon Gai a eso de las [b]12.15, cogimos el mini bus y afrontamos las cuatro horas de regreso con una animada charla llegando a Hanoi sobre las 16.00 tras un día y medio maravilloso.

El bus nos dejó en nuestro hotel, donde tras saludar al personal de recepción, recogimos las maletas y nos condujeron a un cuarto de bañodonde pudimos ducharnos y cambiar la mochila con ropa limpia para nuestra aventura en SaPa.

El tour por SaPa lo cogimos también con la agencia del hotel. Incluía el tren (Sapaly Express, ida y vuelta en compartimentos de 4 personas), el hotel (Fansipan View Hotel con desayunos y cena) y los dos días de excursión (con las comidas incluidas). Todo nos costó a los dos 350 dólares.

Después de que nos dijeran en el hotel que el taxi nos llevaría a la estación de tren de SaPa a las 21.00, aprovechamos las horas que nos quedaban para un último paseo por Hanoi.

Caminamos por el Old Quarter, nos tomamos un zumo de sandía y compramos unas camisetas muy chulas de Vietnam en Ginkgo T-shirts. La tienda es una chulada y no son los típicos souvenirs, son camisetas de buena calidad y muy bonitas. Si queréis un recuerdo de la ciudad que perdure, no lo dudéis www.facebook.com/Ginkgotshirts en la calle Hang Be, aunque vimos también en otros sitios e incluso en otras ciudades.

A la salida de la tienda, cenamos algo en el Restaurante 69. Es uno de los mejor valorados en TripAdvisor dentro de Hanoi, situado también en el Old Quarter (69 May street). El local es moderno y recomendable. Cenamos empanadillas, pollo al curry y wok, todo para compartir. La cuenta, con la bebida, nos salió por menos de 10 euros.

A las 21.00, un conductor del hotel nos llevó a la estación de tren. Después de lo fácil y placentero que resultó todo en la Bahía de Halong, sentíamos cierta inquietud de cómo sería la aventura en SaPa: el tren nocturno, el trekking y esas cosas.

El andén de la estación de tren de Hanoi

Una vez en el andén, el chico del hotel nos acompañó hasta nuestro vagón, el Sapaly Express. Nos sorprendió ver en los carteles que estáconsiderado como hotel y que es de la cadena Best Western.

Subimos, con cierta incertidumbre, llegamos a nuestro compartimento y comprobamos que, aunque pequeño, parecía estar bastante bien: fresco(había a/c), limpio y cómodo.

Además, había algo de agua mineral y un pequeño kit de higiene con cepillo de dientes y otros enseres. Ocupamos nuestras camas y al momento llegaron nuestros compañeros de «habitación». Un simpático padre de familia australiano (cuya familia dormía en el compartimento de al lado) y una estadounidense de LA de origen latino que hablaba español.

Tras un poco de charla, cada uno se dispuso a dormir. No iba a ser tarea sencilla, pero eso os lo cuento en el próximo post… Riendo

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5. Viaje a Vietnam y Camboya. De crucero por la maravillosa Bahía de Halong

Supongo que cuando nos decidimos por un viaje de estas características, todos tenemos, dentro del destino elegido, un lugar que nos hace especial ilusión visitar, algo que ha pesado mucho en la balanza para la elección de ese sitio. Para nosotros, uno de esos lugares que fue absolutamente decisivo, era la Bahía de Halong.

Otras veces nos da un poco de miedo ir con unas expectativas muy altas sobre un lugar en concreto, por eso de poner el listón tan elevado que luego termine por decepcionarnos. Esta vez no. Os cuento.

El martes 8 de julio a las 08.00, Ana y yo empezamos nuestro periplo por Vietnam. Según el itinerario preparado, empezaríamos por el norte con dos excursiones con base aún en Hanoi. La primera, un crucero de dos días y una noche por la Bahía de Halong. Después de mucho mirar, habíamos decidido contratarlo con la empresa de viajes del Hotel, lo que nos facilitaba mucho la logística. El crucero era el Galaxy Cruise Premium y el precio fue de 290 dólares las dos personas todo incluido excepto las bebidas.

Así que esa mañana preparamos una mochila para la excursión, dejamos la maleta grande en la recepción del Rising Dragon, y esperamosilusionados la llegada del mini bus que nos llevaría hasta Hon Gai Port, el puerto donde se embarca hacia la Bahía.

Esa noche había sido la primera del viaje en la que había llovido. No lo de aquí lo de España. Lluvia de verdad. De la que habíamos oído hablar. Llovió tanto y tan fuerte que aunque fue sobre las 04.00 ambos nos despertamos primero preguntándonos qué era ese ruido y luego admirados de la cantidad de agua que caía del cielo.

No duró demasiado. Aproximadamente a la hora paró y la vida en Hanoi arrancó como si nada hubiera pasado. Lo veréis cuando estéis allí. Están completamente habituados y antes, durante y después del chaparrón, el ritmo en la calle es absolutamente el mismo. Para nosotros que vemos como en Madrid cuando caen cuatro gotas se colapsa la m30, fue, por lo menos, sorprendente Sonriente

Con absoluta puntualidad, el bus de la empresa Galaxy Cruises nos recogió en la puerta del hotel. Cuando subimos comprobamos que éramos los últimos pues el bus estaba lleno. Nuestro grupo se componía de 16 personas: ingleses, australianos, irlandeses, daneses, americanos y nosotros. Aún no lo sabíamos, pero rápido superaríamos la vergüenza inicial para entablar una relación estupenda con nuestro grupo del crucero.

El viaje desde Hanoi hasta Hon Gai Pier es de unas 4 horas, pese a que la distancia es de apenas 160 kilómetros. En esas 4 horas se incluye una parada de unos 30′ a mitad del camino en una tienda de souvenirs.

Cuando llegamos a Hon Gai Port, esto fue lo primero que vimos…

Nos preocupaba mucho en los días previos que hiciera malo o que lloviera, pero nos habían asegurado en el hotel que iba a hacer muy bueno (dentro de la inestabilidad de esa zona del mundo en esa época del año).

Nuestro guía, de sobrenombre ‘Viet’ fue a hacer unas gestiones y enseguida volvió a buscarnos para conducirnos a un pequeño bote que nos llevaría al barco. Teníamos mucha curiosidad por ver cómo era exactamente nuestro crucero. Y esta fue la primera imagen que tuvimos:

Al subir, Viet nos explicó el planning del día, distribuyó los camarotes, nos enseñó el planito del barco para que nos situáramos y nos citó en el comedor media hora después para el almuerzo.

La primera impresión del barco por dentro fue muy buena. Los camarotes están genial. Bonitos, tamaño suficiente, una cama grande, un baño con lo necesario… Y sobre todo, las ventanas para admirar el panorama. Ana me regañó varias veces durante el crucero (por eso de la intimidad), pero aún así me negué a cerrar las cortinas excepto de noche, tal era el espectáculo de vistas de la Bahía.

Dejamos las cosas en nuestro camarote e inspeccionamos el lugar mientras el barco comenzaba su travesía hacia los islotes. Los dos subimos a la terraza de la parte superior para ver las primeras islitas, que ya se acercaban…

A la hora acordada, sirvieron el almuerzo en el comedor. Eran dos mesas grandes en las que nos sentamos todos juntos. La comida fue abundante y muy rica: sopa de maíz con pollo, rollitos frescos, gambas, albóndigas… Quedamos muy satisfechos de la calidad y la cantidad. Además, el precio de la bebida no era para nada abusivo.

Mientras comíamos, a través de las ventanas, empezamos a ver de cerca, por primera vez, las maravillosas formaciones que componen y dan fama a la Bahía de Halong. Los ruidos de los cubiertos se juntaban con las exclamaciones de asombro porque es, de verdad, una auténtica maravilla.

Tras la comida, la primera parada de nuestro crucero era la Surprising Cave, según nos contó Viet, la cueva más grande de todo Vietnam.

Justo cuando el barco llegaba a su punto de atraque donde nos recogería el bote para llevarnos a tierra, escuchamos una voz en el agua. Nos asomamos y vimos esto:

Se trataba de un simpático vendedor ambulante que llevaba de todo. Eso sí, algunas de las galletas y de los dulces irían derretidos porque hacíamuchísimo calor y una tremenda humedad aquellos días en Halong Bay.

La visita a la cueva estuvo bastante bien. Y eso que hay que subir muchas escaleras y con el calor nos pegamos una buena sudada.

Como ya nos había dicho Viet, las dimensiones son enormes y la historia y la forma de algunas de las rocas, divertida.

Al salir, las vistas desde la parte superior de la cueva también son muy chulas, pues tienes una perspectiva muy buena de parte de la Bahía. Todos aprovechamos para hacernos fotos, pero el sudor las estropeaba un poco jaja. Os dejo una sin muñecos, para que veáis las vistas…

Desde la cueva, volvimos al barco para dirigirnos a otra de las visitas del día, una de las más esperadas, en realidad: la isla de Soi Sim para poderbañarnos en su playa de arena blanca y poder subir a lo alto de la colina para una panorámica estupenda. Hacía tanto calor que no veíamos el momento de poder bañarnos. ¡Y más en un sitio tan espectacular!

A lo lejos vislumbramos la playa y esta era la visión de Soi Sim beach desde el barco:

Como veis, si no fuera por los chiringuitos, ¡parecería la playa de Perdidos!

Al llegar a la isla, nos encontramos con otro de los habitantes: los monos. A mí no me gustan mucho así que no me acerqué demasiado, pero hay que reconocer que es curioso verlos allí.

Lo primero que hicimos fue bañarnos buscando refrescarnos. El baño lo conseguimos pero… de fresquito nada. ¡El agua estaba como la de la bañera de casa! Jajaja, te podías meter todo el cuerpo, tipo jacuzzi y tirarte ahí un buen rato si aguantabas al sol. Yo me llevé una buena decepción porque estaba asado de calor.

La otra parte mala de la playa (y de la Bahía de Halong en general) y lo más que más nos decepcionó del crucero es que el agua de la Bahía no está limpia. No es que esté contaminada el agua en sí pero hay mucha suciedad: botellas, bolsas de plástico, etc. Esto nos dolió mucho y no entendimos muy bien cómo el gobierno de Vietnam puede permitir que una joya patrimonio de la humanidad y única en el mundo esté sucia porque además las ciudades las tienen bastante limpias. Quizá fue la época o que tuvimos mala suerte (o que los turistas somos unos cerdos), pero fue lo que vimos y no sólo en una zona… Trist

Tras el bañito, le echamos valor y emprendimos la subida a lo alto de la colina (ooootra vez con un montón de escalones y una buena rampa). La sudada volvió a ser gigante pero el resultado nos merecerá la pena durante siglos…

Un sitio realmente impresionante.

De vuelta al barco, el crucero se dirigió a la conocida como sleeping area, una zona más tranquila donde atracan los barcos para dormir.

Y entonces llegó otro de los grandes momentos de todo el viaje: el atardecer en la Bahía de Halong.

Todo el grupo, subimos a la terraza y nos sentamos en las hamacas mientras tomábamos algo, esperando a que el sol cayera para admirar el espectáculo. Y aunque al principio pareció que la cosa no sería para tanto, afortunadamente, nos equivocamos…

Ana y yo nunca olvidaremos aquella estampa, allí sentados, con todo el grupo, a miles de kilómetros de casa, en medio del Mar de la China Occidental contemplando cómo el sól se despedía sobre una de las maravillas del mundo, un lugar único en la tierra… Esa sensación, ya la conocéis, cuando todos los esfuerzos y las apreturas económicas de los meses anteriores, de golpe, se ven recompensadas…

Tras la puesta de sol, volvimos a los camarotes, nos duchamos y nos cambiamos para la cena. Una cena estupenda, en la que charlamos con la gente como si fueran amigos de siempre y que se cerró con una velada de karaoke y pesca (o intento de pesca) y sobre todo con muchas risas y muchos momentos para no olvidar…

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4. Viaje a Vietnam y Camboya. Un día en Hanoi: La Pagoda, el Mausoleo, el Templo, el Lago y el Teatro

El 7 de julio, jueves, amanecimos por primera vez en Vietnam. Es una sensación genial abrir los ojos, mirar a tu alrededor y recordar que estás durmiendo en un hotel de una ciudad lejana a miles de kilómetros de tu país viviendo una aventura que no olvidarás. Y que además, acababa de comenzar.

Aquel día lo dedicaríamos entero a la capital de Vietnam. Habíamos establecido un itinerario que comenzaba en la parte noroeste de la ciudad, para visitar la Pagoda de Tran Quoc.

Antes de ponernos en marcha, disfrutamos del buen desayuno incluido del hotel. Unos huevos revueltos, zumo, frutas y unas tostadas. Sin queja.

Pese a que había una buena caminata desde el hotel, no cogimos taxi. Teníamos tiempo y pilas de sobra para andar y nos apetecía cruzar el Old Quarter y ver cómo despertaba Hanoi.

La idea no fue mala aunque andar por las calles de Hanoi (sobre todo por el Casco Viejo) no es tan fácil. Las aceras están llenas de gentecomiendo o trabajando, la carretera está a rebosar de motos y las que no están circulando, también están en las aceras, pero aparcadas.

Aún así, nos apañamos para llegar hasta la Pagoda de Tran Quoc, situada en una pequeña isla en medio de dos lagos, el Occidental (realmente enorme) y el más pequeño Lago de Truc Bach.

No es que la Pagoda sea un MUST de Hanoi, pero está cerca del Mausoleo de Ho Chi Minh y es un lugar de mucha tranquilidad por su situación. Por dentro, llama la atención su color rojizo, su altura y su antigüedad (siglo VI). Además, en uno de los patios hay un árbol que nos gustó mucho: es un Bodhi de la India y contrasta mucho con los que tiene a su alrededor.

A la salida, el calor apretaba ya con ganas y al desandar el camino del puente hacia la ciudad, encontramos un pequeño puesto de frutas y zumos donde nos tomamos un riquísimo y recién elaborado zumo de sandía natural. De verdad, lo de los zumos naturales de frutas es una delicia en Vietnam. Ricos, sanos y baratos. Y hay un montón de puestos para tomarlos.

Al salir de la tienda, nos cruzamos a una vendedora ambulante de fruta, portándola al tradicional modo de Vietnam, con ese palo con dos platos a cada extremo. Le pedimos si podíamos hacernos una foto con ella y fue encantadora. No sólo dijo que sí, sino que además, le puso a Ana el sombrero y le cedió el palo con los platos. Y cuando quisimos darle unos VND por la foto, sólo aceptó a cambio de vendernos algo de fruta, pues no quería cobrarnos por la instantánea. Nosotros aún no lo sabíamos pero no tardaríamos en descubrirlo: a los 15 días volveríamos a España profundamente enamorados de los vietnamitas, un pueblo admirable.

Tras otros 15′ de caminata, llegamos al Palacio Presidencial y a la enorme plaza Ba Dinh donde se encuentra el Mausoleo de Ho Chi Minh. El Palacio es de un llamativo color albero y el Mausoleo, en plena plaza, uno de los monumentos más famosos e identificativos de Vietnam.

Habíamos decidido no visitar por dentro el Mausoleo, así que hicimos unas cuantas fotos, dimos una buena vuelta por la plaza y seguimoscamino hacia uno de los sitios de los que mejor habíamos oído hablar de la ciudad: el Templo de la Literatura donde llegamos tras otros 20′ andando.

Se puede entender que la Pagoda de Tran Quoc suponga un sitio de tranquilidad, pues está un poco alejado del centro y rodeado de agua, pero tiene mucho más ‘mérito’ lo del Templo de la Literatura, un remanso de paz y de espiritualidad en pleno cogollo de la ciudad.

La verdad es que nos gustó muchísimo. El lugar se compone de varios patios y pabellones a los que se accede a través de varias puertas. Hay también varios estanques. Impresiona pensar que el complejo lleva en pie 1000 años y que fue la primera universidad de la ciudad. Destacan las estelas sobre las tortugas donde se encuentran los nombres de algunos de los estudiantes más brillantes. Una visita muy recomendableque os llevará más o menos una hora.

A la salida, era la hora de comer. Teníamos apuntadas varias posibilidades para aquel día de itinerario por la ciudad. Terminamos decantándonos por Quan An Ngon en Phan Boi Chau, 18, a unos 10 minutos a pie desde el Templo.

Habíamos leído muy buenas críticas y no nos decepcionó. El restaurante tiene un patio enorme al aire libre donde si aguantas bien el calor, puedes comer disfrutando de las grandes mesas de madera que tiene.

Pedimos una ensalada de brotes, unos rollitos nem y, lo mejor, unos riquísimos tacos de carne a la barbacoa que estaban tan buenos que repetimos. Todo con dos zumos de sandía naturales bien fresquitos nos costó 11 euros.

Tras la comida, el itinerario seguía hacia la Catedral de San José (una copia de Notre Dame vestigio, como tantos otros, de la época colonial francesa), y de allí al Lago Hoan Kiem. Lo habíamos visto sólo de noche y nos gustó mucho bordearlo de día. Lo rodeamos en el sentido contrario de las agujas del reloj ya de regreso al hotel. Había mucha gente paseando y parejas pasando la tarde en los bancos.

Y antes de llegar al hotel para un merecido descanso y ducha, paramos a comprar las entradas para el teatro de marionetas en el agua de Hanoi, situado en la esquina nordeste del Lago, cerca del puente. La entrada vale 60.000 VND.

Tras unas horas de descanso y la ducha, repuestos aunque ya con las pilas justitas, fuimos a la sesión de las 20.00 del teatro de Marionetas en el agua. El show dura algo más de una hora y es bastante curioso de ver, aunque no te enteres mucho pues es todo en vietnamita.

Y este jueves de no parar en Hanoi lo cerramos cenando en The Gourmet Corner, en la Calle Lo Su, 32. Es el restaurante del Hotel Elegancey está en la 12ª planta. Las vistas son muy chulas desde arriba. Es bastante formal y un poquito más caro que la media (lo que sigue siendo barato para España).

Pedimos unos rollitos, Pho de ternera, berenjena y aros de cebolla en tempura y otro plato de ternera con verduras y noodles. Eso con los correspondientes zumos (Ana probó el de mango y le encantó) salió por 18 euros. Un poco más caro pero el sitio lo merecía.

Tras la cena y con un día completísimo a las espaldas, volvimos paseando hasta el hotel. Cuando nos metimos en la cama, sentí los nervios en la boca del estómago. Al día siguiente comenzaría nuestra ruta por el país. Y empezaríamos a lo grande, nada más y nada menos que con elcrucero por la Bahía de Halong.

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3. Viaje a Vietnam y Camboya. Estambul-Bangkok-Hanoi: La llegada a Vietnam

El vuelo nocturno entre Estambul y Bangkok transcurrió sin contratiempos. Puntualidad, buen servicio por parte de Turkish Airlines, un par de pelis, un poco de lectura y unas horas de sueño. A las 09.30 am del 6 de julio aterrizábamos en el espectacular aeropuerto de Suvarnabhumi, en Bangkok.

Solventado el papeleo y los trámites de maletas (tuvimos que recogerlas pues el vuelo a Hanoi era independiente de los anteriores), nos dirigimos a la zona comercial de la Terminal Internacional. Dimos una vuelta, compramos algunas cosas y, a las 13.15 cogimos el avión de Qatar Airways con destino Hanoi, donde llegamos 2 vuelos y día y medio después de salir de Madrid.

Como supongo que nos pasa a todos cuando llegamos a Vietnam, nos pareció un auténtico rollazo el tema del visado. Había cola, sólo dos funcionarios y tardamos más o menos una hora y media en solucionar todo. (recordad que hay que llevar la carta de aceptación, el formulario relleno, el pasaporte, dos fotos y 45 dólares. Lo explican todo genial en Vietnamitas en Madrid)

Al salir, nos esperaba un coche del hotel (Rising Dragon Legend Hotel) que habíamos cogido para llevarnos hasta Hanoi. Durante la hora que tardó más o menos en llevarnos a la ciudad, fuimos pegados a la ventana del coche disfrutando de nuestras primeras imágenes de Vietnam. Vimos campesinos con sus sombreros tradicionales, pescadores e infraestructuras muy propias de Asia.

Entramos a Hanoi con el atardecer. El Rising Dragon Legend Hotel está situado en pleno Barrio Viejo, muy cerca del Lago Hoan Kiem. Es unsitio muy recomendable para alojarse en la ciudad, un precio estupendo, buena situación, excepcional servicio y lo necesario para sentirse a gusto.

Pese a estar bastante agotados, teníamos claro que no teníamos que caer en la tentación de ni siquiera sentarnos en la cama. Dejamos todo y nos fuimos a recorrer el Barrio Viejo.

La primera sensación cuando caminas por las calles del Old Quarter es muy impactante. Las casas se superponen unas a otras, hace un calor muy húmedo, hay muchísima gente comiendo y sentada por las aceras y, sobre todo, alucinas con el tema de las motos.

No fue nuestro primer contacto con Asia (ya lo tuvimos en la Luna de Miel con Bali en 2011) pero aún así, llama mucho la atención. La frase que usan ellos (This is Asia) la tienes que tener presente todo el rato, para bien y para mal. Es un caos que al principio agobia pero al que terminas adaptándote.

Eso sí, lo de cruzar la calle es casi «una experiencia religiosa». Lo que ya habréis leído en otros blogs es textual: hay que mirar para adelante, andar decidido (ni muy rápido ni muy despacio) y cruzar. Las motos ya se ocuparán de esquivarte. Si te paras a esperar a que el flujo de tráfico se detenga, puedes eternizarte. Eso sí, la norma con las motos, no se aplica a los coches, así que con ellos sí que hay que tener mucho cuidado.

Aquella primera noche en la ciudad teníamos claro dónde queríamos cenar: en Little Hanoi. Habíamos leído muy buenos comentarios sobre este sitio y además está en pleno Casco Viejo, así que nos pareció el lugar ideal para probar, por primera vez, la comida vietnamita.

Little Hanoi está en la calle Ta Hien, 9. Fijaos bien en el número porque hay varios locales parecidos en esa calle y como vais a ver en la foto que os pongo a continuación, es fácil equivocarse:

Al entrar, el local agobia un poco. Es muy pequeñito, hace mucho calor (no hay A/C, sólo ventiladores) y hay mucha gente, pero te habituas. El dueño, encantador, nos encontró una mesita para los dos y nos trajo la carta. El local entero está lleno de papeles y escritos con dedicatoriasen todos los idiomas de todos los visitantes de prácticamente cada rincón del mundo.

Nosotros pedimos calamares con verduras, la berenjena y una ración de rollitos vietnamitas mixtos. Además, un zumo de frutas natural de sandía. Fue un auténtica maravilla. Todo estaba riquísimo y lo disfrutamos como enanos.

El plato de Berenjena, una delicia

La cena nos salió por 320.000 VND, lo que al cambio vienen a ser unos 11 euros. Esta es, como podéis ver, otra de las cosas que sorprenden mucho para bien de Vietnam. Se come sano, rico y muuuuy barato.

No contentos con la paliza que llevábamos encima, nos animamos a ir a dar una última vueltecita nocturna por el Lago Hoan Kiem. Por la noche hay mucha gente, paseando, haciendo ejercicio o tomando algo sentados en los bancos. Además, las luces del puente, de Ngoc Son (el Templo en medio del lago) y de los edificios del Barrio Viejo reflejan en el agua creando un panorama muy chulo.

A eso de las 22.00, completamente rotos, nos arrastramos hasta nuestro hotel y nos sumergimos en un sueño reparador en nuestra cama muy felices con nuestras primeras horas en Vietnam.

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2. Viaje a Vietnam y Camboya. Madrid-Estambul: Una escala deliciosa en la Antigua Constantinopla

La noche del 4 de julio arrancó nuestra aventura del verano de 2014. A las 23.20, partimos desde Barajas dirección Estambul, escala de nuestro viaje al Sudeste Asiático. Cuando estuvimos mirando los vuelos, vimos que en las fechas que nos interesaban y cuidando lo máximo posible el bolsillo, la mejor opción era volar a Bangkok con una escala en Estambul y desde la capital de Tailandia, coger otro vuelo hasta Hanoi. Una pequeña odisea que transformamos en una estupenda visita de un día a una ciudad que adoramos.

Conocimos Estambul en el año 2000, durante nuestro viaje de fin de curso de COU y, desde entonces, siempre ha sido una ciudad que ha ejercido un profundo hechizo sobre nosotros. Habíamos regresado con nuestros padres en las Navidades de 2011, pero nunca habíamos estado en verano y la oportunidad nos la brindó Turkish Airlines con la escala camino de Bangkok.

Teniendo en cuenta que Estambul es una de las puertas más habituales de Europa a Asia, la aerolínea turca ofrece un servicio fantástico: tours gratuitos por la ciudad para aquellas escalas superiores a 6 horas. Se llama Tourist Istanbul y ofrecen tres tours distintos que se adaptan al momento del día y al número de horas de tu escala.

No hay que hacer reserva ni nada previo, simplemente, presentarte en el mostrador de Turkish de la Terminal Internacional media hora antes de la salida del Tour y apuntarte. Incluye el transporte, las comidas y todas las entradas. Una pasada, vamos.

El único ratito malo del día lo pasamos entre las 5.30 am y las 9.00 am. Muertos de sueño (habíamos dormido apenas dos horas en el vuelo), nos apalancamos en el Starbucks de al lado del mostrador de Turkish a hacer tiempo a que saliera el Tour. Tomamos algo y tratamos de dormir. Y aunque no era el sitio más cómodo, alguna lo consiguió… Muy feliz

A las 9.00, una guía se dirigió en inglés al grupo, pasó lista y nos llevó a un autobús de dos pisos que nos trasladó a Estambul. Lo primero que hicieron fue llevarnos a desayunar y después, empezó la visita por la Mezquita Azul, a lo grande.

Es, de largo, nuestro monumento preferido en la ciudad, un lugar mágico.

La visita siguió después por las Cisternas de la ciudad, otro lugar muy chulo, y continuó en el Palacio de Topkapi. En nuestro tour, creo que por ser sábado, no se incluía Santa Sofía ni el Gran Bazar pero aún así fue muy agradable.

Después de las visitas, nos llevaron al mismo restaurante del desayuno pero esta vez a comer. Compartimos mesa con una pareja de españoles (éramos los únicos cuatro de todo el grupo) y varios ingleses muy simpáticos.

Tras la comida, nos llevaron a la zona del Bazar de las Especias y el puente de Galata donde nos dieron una hora y medio de tiempo libre.

Pese al intenso calor, dimos una buena vuelta, compramos unos pistachos (son espectaculares) que nos envasaron al vacío para no tener problemas, tomamos un helado y volvimos al autobús que nos llevó de vuelta al Aeropuerto.

En suma, un día muy agradable y completamente gratis. Sin duda, una forma estupenda de aprovechar una escala larga, gracias a Turkish.

A las 20.20, bastante hechos polvo y dispuestos para cenar algo y dormir, cogimos nuestro vuelo con destino Bangkok con la sensación de que el viaje había arrancado con muy buen pie Aplauso

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1. Viaje a Vietnam y Camboya. Introducción, vuelos, itinerario y hoteles

Como nos ocurre todos los años, nada más pasar las vacaciones de Navidad, se encendió en nuestro cerebro una lucecita: era el momento de empezar a pensar en nuestro viaje de verano.

Después de darle unas cuantas vueltas al Mapa del Mundo, valorar opciones, presupuesto y otros condicionantes, terminamos decidiéndonos por elSudeste Asiático y, más concretamente, por Vietnam y Camboya.

Como siempre, nos apoyamos en Los Viajeros, en las experiencias y en los blogs de los distintos participantes para, junto a la información de las guías, elaborar el mejor itinerario posible para la aventura. Y esto fue lo que salió:

Itinerario

1/ 4 de julio: Vuelo Madrid-Estambul
2/ 5 de julio: Estambul. Vuelo Estambul-Bangkok
3/ 6 de julio: Vuelo Bangkok-Hanoi. Tarde en Hanoi
4/ 7 de julio: Hanoi
5/ 8 de julio: Hanoi-Bahía de Halong (crucero)
6/ 9 de julio: Bahía de Halong-Hanoi. Tren nocturno a Sapa
7/ 10 de julio: Sapa
8/ 11 de julio: Sapa. Tren nocturno a Hanoi
9/ 12 de julio: Vuelo Hanoi-Da Nang. Hoi An
10/ 13 de julio: Hoi An
11/ 14 de julio: Vuelo Da Nang-Ho Chi Mihn City.
12/ 15 de julio: Excursión al Delta del Mekong
13/ 16 de julio: Vuelo Ho Chi Mihn City-Siem Reap. Visita a los templos
14/ 17 de julio: Siem Reap.
15/ 18 de julio: Vuelo Siem Reap-Bangkok. Visita a la ciudad.
16/ 19 de julio: Vuelo Bangkok-Estambul. Vuelo Estambul-Madrid

Hoteles

1/ 6-7 de julio: Hanoi. Rising Dragon Legend Hotel
2/ 8 de julio: Galaxy Cruise Premium (crucero)
3/ 9 de julio: Sapaly Express Train (tren)
6/ 10 de julio: Panorama Hotel
7/ 11 de julio: Sapaly Express Train (tren)
8/ 12-13 de julio: Hoi An Chic
9/ 14-15 de julio: Paradise Saigon Boutique Hotel
10/ 16-17 de julio: Memoire D’Angkor Boutique Hotel
11/ 18 de julio: Lilac Relax Residence

Vuelos

1/ Ida: 4 de julio. Madrid (23.55) – Estambul (04.55)
5 de julio. Estambul (20.05) – Bangkok (09.25 día 6) 6 de julio. Bangkok (13.15) – Hanoi (15.10)
2/ Internos: 12 de julio. Hanoi (09.20) – Da Nang (10.35)
14 de julio. Da Nang (07.10) – Ho Chi Mihn City (08.25)
16 de julio. Ho Chi Mihn City (08.20) – Siem Reap (09.20)
18 de julio. Siem Reap (09.45) – Bangkok (11.00)
3/ Vuelta: 19 de julio. Bangkok (10.55) – Estambul (17.10)
19 de julio. Estambul (19.20) – Madrid (22.55)

Los vuelos los cogimos por Rumbo casi todos (alguno directamente en la aerolínea local) y los hoteles, ayudados por Tripadvisor, Booking y también por consejos directos de una amiga que había estado hacía poco en la zona.

Nuestro cuaderno de bitácora

Como solemos hacer en los viajes de verano, preparamos un cuaderno de bitácora con todos los documentos, las etapas, las reservas de los hoteles y toda la información que pudiera hacernos falta. Nos parece una forma cómoda y muy práctica y lo hemos convertido en una tradición.

Una de las hojas del cuaderno

¡Empezamos ya con el relato!

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La Vida. Un homenaje y una reflexión

La muerte se ha llevado hoy a María Dolores Marquina. Lola era la madre de Carlos, uno de mis mejores amigos. Tenía 69 años y los últimos 12 había peleado contra tres cánceres. Había vencido a dos y tenía al tercero contra las cuerdas. Anoche, su cuerpo, exhausto, no pudo más y  después de haber superado tres veces a ese asesino de nuestra era, se apagó. Lo hizo rápido, por sorpresa y en silencio. Lola nunca quiso molestar. Ni siquiera a la hora de marcharse. Deja dos hijos, un marido y decenas de admiradores.

Durante estos últimos 12 años, he asistido, periódicamente, al sufrimiento a través de los ojos de Carlos. A la incertidumbre de la sospecha, a la angustia de la noticia, al desgaste de la batalla, a la alegría de la victoria y hoy, al final del camino.

Yo siempre he admirado a Carlos. Por cómo cuidaba a su madre, por cómo conseguía vivir con ello y, al final, por cómo ganaban juntos. Y hoy, separados violentamente y sin previo aviso, lejos de quejarse, lo que ha hecho es dar las gracias. Gracias por los 12 años que han conseguido sacarle a la vida, gracias porque no haya sufrido, gracias por el ejemplo. Gracias. Victorias en la derrota. Gente a la que admirar, gente de la que aprender.

Yo suelo quejarme a veces. Antes lo hacía más, por costumbre, de forma inconsciente. Pero, con el paso de los años, la vida te manda, de distintas maneras, pequeños mensajes, recordándote las cosas que de verdad importan. Y valoras…

Valoras que no hay que dar nada por sentado, valoras que la vida actúa, que no conoce tus planes. Entiendes que hay que exprimir los días. Que el «lo haré mañana» es peligroso. Que hay que vivir, sin miedos, sobre todo en las cosas que no dependen de ti. Que hay que cuidar de los tuyos. Que hay que estar con la gente a la que quieres. Que, aunque todo parezca eterno, en realidad, no hay tiempo que perder.

Lo verdaderamente difícil es que todo esto se te olvida. El vive como si fuera tu último día es, en la práctica, imposible de aplicar. Pero se puede buscar el punto medio. Debemos buscarlo.

Mientras, viviremos. Pero cuando la vorágine del día a día te envuelva, recuerda sonreír. Y dar las gracias por toooodo lo que tienes. Y ser generoso. Hay pocas satisfacciones mayores que las acciones altruistas que nos salen del corazón. Sé el cambio que tú quieres ver en el mundo, dijo alguien alguna vez.

A veces, queremos vivir tanto que nos olvidamos de vivir.

Buen viaje Lola.

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La Estafa Play2Me en Movistar

Os voy a contar una estafa de la que he sido víctima estos dos últimos meses y que ampara y permite Movistar. Mucha atención porque puede que vosotros estéis siendo víctimas de la misma estafa sin saberlo.

En mis dos últimas facturas de teléfono móvil, había notado que el gasto se había incrementado sin motivo aparente. Tengo contratado un plan con Movistar por el que pago 12 euros al mes y es raro que suela subir de ahí así que me extrañó mucho que la factura llegara a casi 28 euros en diciembre y enero.

Ayer, consulté la factura online para ver qué había pasado y me encontré con un gasto semanal de 2,99 euros con el concepto «Suscripción semanal Play2Me» que me llegaba desde mediados de noviembre. Yo no me había suscrito a nada parecido, así que llamé al 1004. Cuando se lo expliqué a la operadora, me dijo que se trataba de un servicio que yo había contratado a través de E-moción, quizá sin darme cuenta. Yo no tengo ni siquiera el acceso a E-moción en mi móvil y no tengo ningún juego descargado.

Cuando le dije que era imposible y que me estaban estafando, me respondió que no era cosa de Movistar sino de la empresa Play2Me, ajena a ellos. Pedí que me diera de baja y lo hizo pero los 30 euros me dijo que ellos no podían devolvérmelos.

Al colgar, navegué en Internet y me encontré con muchísimos casos idénticos al mío de gente estafada por Play2Me y Movistar.

Me puse en contacto con Movistar a través de Twitter y, por Mensaje Directo, me explicaron que no es nada fraudulento, sino un servicio legal que para funcionar necesita mi autorización. Les he explicado de todos los modos posibles que yo no he autorizado nada pero les da absolutamente igual. Lógicamente, conocen, amparan y permiten la estafa, dejando al cliente absolutamente desprotegido e impotente. Es un escándalo que me tiene indignado y alucinado.

Voy a tramitar la queja en la OCU y aunque los 30 euros los doy por perdidos, al menos quería que la gente conozca lo que están haciendo porque pueden estar sufriendo o sufrir en el futuro esta estafa. Si no me llego a dar cuenta, podríamos estar hablando de cientos de euros. Estamos hablando de una de las multinacionales españolas más importantes, en la que confíamos millones de clientes desde hace muchos años. Es verdaderamente indignante.

(actualizo Postdata 12-02-2015)

P.D. Movistar me ha llamado hoy, 7 días después de cursar la reclamación y 6 después de publicar la entrada en el blog y empezar a denunciarlo en las redes sociales. Aunque siguen insistiendo en que yo fui el que pinché el dichoso banner y autoricé mi suscripción a Play2Me (lo que es absolutamente falso), han tenido la decencia de reconocer que no utilicé los servicios de juegos a los que me daba derecho la suscripción y, debido a esto y de manera excepcional, van a proceder a devolverme los 30 euros. Es evidente que la llamada se debe a la gran repercusión que ha tenido mi denuncia en las redes sociales y el blog (más de 150 RTs y superando las 2500 visitas). Es triste pensar que si no hubiera tenido ese alcance, no hubieran hecho absolutamente nada pero creo que se aproxima bastante a la verdad.

Quiero agradeceros a todos el seguimiento, el apoyo y las soluciones que habéis aportado en Twitter y en el blog durante esta semana en la que he podido conocer que la estafa es global y que la realizan de un modo u otro todas las operadoras. Javier Peletier lo explica de maravilla en este artículo http://jm.peletier.com/w/?p=45

Es increíble que empresas multinacionales y multimillonarias se dediquen a estafar y a engañar a sus usuarios y que si no estás pendiente, puedan robarte cientos de euros con toda la impunidad. Pero está pasando y hay que estar alerta.

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16. Viaje a la Costa Oeste: Conclusiones

**DISTANCIA TOTAL RECORRIDA: 2284,80 MILLAS = 3655,68 KILÓMETROS**

La verdad es que el Viaje por la Costa Oeste de EEUU era algo que llevábamos queriendo hacer muuuchos años, casi desde siempre… y ha sido quizá, con la Luna de Miel en Australia y Bali, uno de los mejores viajes de toda nuestra vida.

EEUU nunca decepciona. Siempre nos había gustado la cultura americana, su forma de sentir y de entender las cosas y desde que pisamos por primera vez el país, en el verano de 2010, supimos que allí nos sentiríamos siempre como en casa.

En esta aventura de 16 días se ha juntado todo: nuestro amor por el país, las personas maravillosas que hemos encontrado y la impresionante mezcla de paisajes y ciudades que ofrece la Costa Oeste.

En cuanto al itinerario que hemos hecho, la verdad es que podemos decir con bastante orgullo (pues fueron muchas las horas de preparación) que no cambiaríamos nada. El tiempo que dedicamos a cada ciudad, el orden en el que lo hicimos y el modo en que nos organizamos creo que es muy acertado. No lo digo por presumir, lo digo sólo para que si alguien planea un viaje de 15-16 días por la Costa Oeste y no sabe cómo organizarse, creo que nuestro itinerario le puede servir como base.

Siempre me gusta cuando volvemos de los viajes preguntarle a Ana y reflexionar juntos sobre cuáles han sido las cosas que más nos han gustado, las que más nos han impresionado… Y en este viaje, los highlights serían estos…

– El ambientazo del Pier 39 de San Francisco, lleno de tiendas, restaurantes y colorido.
– La visita a Alcatraz
– El paseo en Tranvía por SF
– Nuestra caminata entre gigantes en Mariposa Grove- La increíble vista de Tunnel View en Yosemite
– La sensación que te recorre cuando atraviesas Death Valley, como si estuvieras solo en el mundo.
– La entrada en Las Vegas y pasear por la noche por el Strip
– El impresionante espectáculo de Le Reve en el Wynn
– El Riverside Walk, la excursión por el río en Zion
– El Navajo Loop por Bryce Canyon
– El momento en que nos asomamos a Horseshoe Bend…
– La ruta por Monument Valley, la grandiosidad y la espiritualidad del lugar
– El punto Forrest Gump, una de las cosas que más ilusión nos hizo del viaje
– La ruta a pie entre Mohave y Hopi en el Gran Gran Gran Canyon del Colorado                   – El atardecer en Venice Beach
– La visita a Universal, volvimos a ser niños por unas horas
– Y las horas en el coche, surcando las carreteras americanas, sintiendo que estábamos escribiendo juntos otro trocito de nuestra historia…

No hay error posible con este viaje. Veréis lugares, sentiréis emociones y experimentareis sensaciones que nunca jamás olvidaréis. We Heart West Coast

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